martes, 1 de diciembre de 2009

CAPUTILOS 16, 17 Y 18

Mientras se dirigía a la taquilla ataviada con una descolorida camiseta vintage de Suicide y cargando con una mochila de los Plasmatics, escrutó el pasillo en busca de Charlotte, cuya ausencia ya se hacía notar, pero sólo divisó a Damen, que esperaba apoyado contra una taquilla contigua.

Damen escarbó en el interior de su mochila y extrajo de debajo de su abrigo un CD pirateado de Green Day.

Ella abrió su taquilla, examinó detenidamente el portacedés personalizado que guardaba en la parte inferior y escogió uno para él.

Mientras se encontraban sumidos en su discusión musical, un reducido grupo de jugadores de fútbol se los quedaron mirando, y luego unas chicas se percataron de cómo éstos se fijaban en Scarlet.

No eran exactamente almas gemelas, pero no había duda de que cada vez se sentían más cómodos juntos. Scarlet resolvió dejarse llevar por la corriente, al menos hasta que ésta se precipitara en cascada al vacío. Se sacudió la ansiedad por el momento y aceptó reunirse con Damen algo más tarde para una sesión de tutoría. Sólo había un problema: no tenía ni idea de Física.

Ese mismo día, algo más tarde, Damen y Scarlet se encontraban en plena sesión de «tutoría» en la sala de música de Hawthorne, salvo que sus libros descansaban cerrados sobre el suelo mientras ellos intercambiaban frases a la guitarra. Levantaron la vista el tiempo suficiente para fijarse en que las chicas que se habían fijado en los jugadores de fútbol fijándose en Scarlet lucían ahora todas exactamente la misma camiseta de Suicide que ella, gracias a la tienda de camisetas indie que había pegada al instituto.

Scarlet salió del aula hacia la clase de Gimnasia recapacitando sobre si no estaría involucrándose demasiado. Decidió despejar la mente y disfrutar de esa pequeña pausa nada realista que consiste en dejarlo todo de lado para participar durante cuarenta y cinco minutos en un deporte de equipo obligatorio. Lo que más le fastidiaba era que la clase estuviera partida en dos, mitad principiantes y mitad veteranos; como si no fuera humillación bastante tener que cambiarte delante de los tuyos. Es más, con esa medida, el instituto estaba logrando introducir todo un nuevo nivel de humillación. Aunque ideada para salvar la brecha entre el cuerpo estudiantil, lo cierto era que sólo conseguía agravar el sentimiento de ineptitud terminal en lo que al cuerpo de los estudiantes se refería.

Petula no llevaba nada bien el salto a la fama de Scarlet en Hawthorne, pero se aferraba con rencor a la esperanza de que no fuera más que una moda pasajera y que la gente no tardaría en recuperar el sentido común. Ella había sido el modelo de belleza americana por excelencia durante los últimos cuatro años, y no iba a ceder su corona a nadie, menos aún a su hermana. Estaba acicalándose, como de costumbre, delante del espejito de su taquilla antes de ir a su siguiente clase, cuando apareció en el cristal el reflejo de un atleta ataviado con una nueva cazadora de fútbol de estilo gótico, toda negra con un círculo de halcones rojos a modo de logotipo. A continuación vio que se acercaban las Wendys. Tampoco ellas parecían haberse librado de la influencia de Scarlet.

En ese instante, Scarlet emergió del gimnasio y los vio discutir. Se escabulló a la vuelta de la esquina para poder observarlos sin ser vista. Petula prosiguió con su ultimátum, se arrancó la vieja cazadora del equipo de Damen y la arrojó contra él. A Damen la rabieta de Petula le resultó, por primera vez, más divertida que amenazadora. A Scarlet, que la conocía mejor, no.

En Hawthorne Manor ya corría la voz de que con Charlotte se podía contar cada vez menos. Para entonces era obvio que su obcecación y su absoluta incapacidad de renunciar a su «vida» habían hecho peligrar la misión de los chicos muertos. La casa estaba sobre el tajo y, que Prue supiera, también lo estaban sus cabezas.

Todos dejaron sus quehaceres cuando Charlotte entró en la habitación. En la clase de Muertología siempre hacía algo de frío, pero la fría espalda que ahora le ofrecieron los demás la dejó completamente helada.

A estas alturas, los demás se habían colocado a la espalda de Pam y escuchaban la conversación de brazos cruzados y con las cejas levantadas.

El dolor en la mirada de sus compañeros era evidente, pero Charlotte estaba decidida a exponer los argumentos, por duros que fueran, tanto para ella como para el resto.

La verdad atronó en los oídos de Charlotte. A Prue se le daba muy bien lo de estar muerta y controlaba a la perfección todas sus habilidades. No sufría ninguno de los conflictos internos que tenían a Charlotte estancada. Es más, Charlotte tenía la certeza, desde el instante en que la conoció, de que a Prue, de hecho, le gustaba estar muerta, si es que eso era realmente posible.

Aquella noche, la calle aparecía salpicada de charcos después de que un chaparrón de media tarde dejara su impronta en el exterior del Buzzard’s Bay Theatre. El reluciente asfalto negro era lo más parecido al charol que puede llegar a ser el asfalto, tanto que hasta podía leerse en él el turbio reflejo del rótulo «Death Cab» que ocupaba la marquesina de principios de siglo. Scarlet esperaba bajo la cubierta, ataviada con un minivestido vintage de color malva, sobre el que lucía un amplio jersey negro de lentejuelas, y sus botas moteras.

A ella le empezaba a reconcomer la culpa, pero no pensaba volver al lado de Charlotte arrastrándose como un gusano. Recogió el bolso de la mesa y, en ese instante, se percató de que en el interior el grupo tocaba I Will Follow You Into Ihe Dark, la canción que Damen había tocado con la guitarra.
El concierto pasó volando, mucho más aprisa que las dos horas que el grupo permaneció en el escenario; al menos eso le pareció a Scarlet.

La despedida fue breve y embarazosa, ninguno sabía si procedía un beso en la mejilla, un abrazo o un apretón de manos, y lo que debiera de haber sido un momento de ternura se transformó en una despedida de piedra-papel-tijera.

A la mañana siguiente, Scarlet se acercó a la taquilla de Damen para pegar en la puerta una nota de agradecimiento, pero se percató de que estaba abierta y decidió dejársela en el interior.

Pam observó desde lejos cómo Scarlet y Charlotte se reconciliaban y supo que Charlotte había vuelto a elegir a Scarlet antes que a ella, y a los vivos antes que a los muertos.

Era una tarde lúgubre y tormentosa y la sala de ensayos de la banda estaba preparada para el gran recital de otoño. Las gradas ocupaban todo lo largo y ancho de la sala, de modo que apenas quedaba espacio para pasar

Charlotte hacía lo posible para actuar con naturalidad, pero era evidente que ni siquiera sabía cómo coger una guitarra, y aún menos tocarla.

Se acercó más y la animó a que empezara. Sin saber muy bien qué hacer, ella echó mano del arco de un violín que había allí cerca y frotó las seis cuerdas como un dios virtuoso de la guitarra y el rock clásico.

Mientras Damen hojeaba por su cuenta la lección de Física, resultó evidente que ella le había impresionado.

Al día siguiente antes de clase, Charlotte introdujo a hurtadillas un pastelillo con carita sonriente en la taquilla de Damen. Cuando éste por fin la visitó y abrió la puerta, se quedó boquiabierto con el hallazgo del pastelillo, sólo que éste había sido «scarletizado» con un piercing facial, cuernos y una sonrisa malévola.

Damen volvió la cabeza y vio a Charlotte-convertida-en-Scarlet, que venía por el pasillo recién salida de su ritual de posesión matinal.

Opinión o critica: no hay que dejarnos llevar por las apariencias, y aceptar a las personas como son con sus defectos y virtudes, nosotros no somos quien para juzgar a los demás, y tratar a las personas aunque no nos caigan también, debemos darles oportunidad.

¿En que se parece o relaciona la lectura con tu vida cotidiana?
Esto lo vivimos dia con dia porque no hay personas, que no te juzguen por como eres, cada quien tiene su propia esencia y forma de ser y eso te hace ser una persona especial, unica e irrepetible, yo por acepto a las personas como son y aunque no me caigan tambien pues trato de sobrellevarlas, es parte de la tolerancia y respeto que tengas hacia los demás, pienso que eso te hace madurar como persona y ser mejor dia con dia.

1 comentario:

  1. Maritey:

    Muy buen trabajo, me gusto tu critica y como lo relacionas con tu vida.

    Calificación = 10

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